VALE TODO

Después de nueve años Brown de Adrogué perdió frente a Temperley en el Alfredo Beranger. Fue 2 a 1 para el Gasolero. La última caída del equipo que hoy dirige Daniel Raimundo había sido el 29 de agosto de 1998. El dato es anecdótico pero no lo sucedido el domingo en la cancha de Temperley. Tal vez envalentonados por el gol de Adrián Barbona que empardaba las cosas transitoriamente, tres hinchas de Brown quedaron en evidencia ante toda la hinchada local. No es difícil deducir que fue lo que sucedió a partir de ese momento: tensión, violencia, balas de goma, desmanes y otros hechos a los que ya estamos acostumbrados y que no vale la pena describir porque pueden ser encontrados en otras crónicas, aunque tal vez esta noticia no tuvo el espacio que merecía dentro del contexto del fútbol de ascenso.
Se trata de otro hecho que demuestra que la medida que prohibe el ingreso de la hinchada visitante no sirve para frenar la violencia y que fue tomada con la palangana de Poncio Pilato al lado.
Pero todos tenemos responsabilidad. Y hay que hacerse cargo. Que esa prohibición no funciona, está fuera de discusión. Pero hay otras situaciones disparatadas que por ahora, y gracias a Dios no terminaron en tragedia. Infiltrarse en una hinchada visitante en el fútbol argentino no es un acto de valentía o de amor a un club. Menos de inteligencia. Ni hablar de hacerse ver en una circunstancia así.
Lo mismo sucede con la forma en la que se jugaron el último domingo los partidos del ascenso. La lluvia en Capital Federal y el Gran Buenos Aires fue incesante desde la madrugada. Siga siga. Con canchas totalmente inundadas, los resbalones y las caídas fueron los protagonistas. No importa el espectáculo, el estado del campo o el hincha. Siga siga.
Como vale todo, el fútbol sigue y no para ni va a parar. Y está bien porque en el mismo lodo estamos todos manoseados.


Edu Martins