Felices Fiestas, es el deseo de todo el equipo periodístico de Abran la Cancha...
20 años junto a Acassuso
El Quemero ganó un partido de forma heroica y el festejo es todavía más grande. Con un doblete de Bartolo lo dio vuelta y se quedó con la cima del campeonato.
El equipo de Fútbol Playa de Acassuso derrotó 7 a 6 a Monagas de Venezuela en un partido vibrante y se quedó con el tercer lugar en la Copa Libertadores disputada en Paraguay.
La Reserva de Acassuso volvió a ganar por goleada, esta vez la victima fue Colegiales y el resultado 5 a 0. Auzmendi, Ritacco, Simon y Soto fueron los autores de los goles, completando la goleada un jugador de la visita en contra de su propio arco.
Las inferiores de Acassuso están cerrando un año inolvidable. El fin de semana pasado tres categorías campeonas, este dos más y todavía pueden sumarse más.
El supersenior de Acassuso empató en dos tantos con su similar de Riestra en Benavídez.
En la Argentina, el desarrollo del fútbol profesional y el del amateur tienen cada vez más similitudes. El profesionalismo exige resultados inmediatos y dividendos económicos. Y el amateurismo también. Incluso, éste es igual de demandante, ya que de sus fuentes surgen los recursos que cubren las deudas, equilibran los balances y nutren los planteles profesionales.
De acuerdo al informe ‘Latin America Money League' realizado el año pasado por la consultora Deloitte, la principal fuente de ingresos de los clubes argentinos es la transferencia de jugadores y representa el 34 por ciento, siendo España y México los principales mercados (el segundo rubro de ganancias es la televisación, que significa el 19 por ciento).
Es por eso que las instituciones más grandes del país vienen desarrollando desde hace más de una década un esfuerzo importante por captar talentos que cada vez son más jóvenes para que, en muchos casos, ni siquiera lleguen a debutar en la institución. Y Boca, específicamente, más allá de la explosión de gran cantidad de juveniles en los últimos tiempos, hace ya casi una década que viene teniendo resultados tangibles en su fútbol juvenil.
Un poco de historiaEn Boca, la revolución de las inferiores llegó en 1996 con el arribo a la presidencia de Mauricio Macri, quien contrató a Jorge Bernardo Griffa como Director General del Departamento del Fútbol Amateur. Por aquel entonces no había aciertos ni en el fútbol amateur ni en el profesional. Carlos Bilardo era el entrenador de la Primera y el club invertía cerca de 40 millones de pesos (dólares) en jugadores que en muchos casos decepcionaron. En esa época llegaron Roberto Abbondanzieri, Sandro Guzmán, Cristian Dollberg, Fernando Cáceres, Néstor Lorenzo, Facundo Sava, Roberto Pompei, Sebastián Rambert, Silvio Carrario, Néstor Cedrés, Julio César Toresani, Diego Cagna, Mauricio Pineda, Hugo Guerra, Diego Latorre y algunos juveniles de Argentinos Juniors como Emanuel Ruiz, César La Paglia y Juan Román Riquelme.
Con el tiempo, los jugadores de inferiores fueron apareciendo y aunque todavía no se llegó al pretendido y pregonado "nueve de once", es real que los jóvenes surgidos en la cantera xeneize tienen una consideración mejor que en años anteriores.
"Siempre se nos criticó porque los juveniles no tenían lugar y hoy, después de muchos años de trabajo, estamos logrando que lo tengan. Esta situación, además, potencia los sueños de los otros chicos", explica Fabián Beraldi, vicepresidente del fútbol amateur de Boca Juniors.
Durante la etapa de Griffa, que se extendió hasta 2004, se formaron y aparecieron jugadores como Nicolás Burdisso, Fabricio Coloccini, Pablo Ledesma, Juan Forlín, Sebastián Battaglia, José María Calvo, Alfredo Moreno, Christian Giménez, Jonathan Fabbro, Fernando Gago, Neri Cardozo, Ever Banega, Matías Cahais y Carlos Tevez.
Luego vendrían las breves etapas de Fabián Carrizo, del profesor Alfredo Altieri y de Horacio Bongiovanni. Hoy la coordinación del fútbol juvenil la llevan adelante Andrés Lillini, en la parte futbolística, y Julio Santella, en lo que concierne a la preparación física.
Lillini tiene 34 años y llegó al club en febrero de 2007, después de trabajar seis años en las inferiores (o "fuerzas básicas", como le llaman en México) del Morelia. Su etapa como jugador terminó a los 24 años por una pubialgia. Desde entonces comenzó su carrera como entrenador especializado en juveniles, profesión que perfeccionó con cursos en Holanda y Cuba. Del profesor Santella no hay nada nuevo para decir: es un reconocido preparador físico que fue integrante del cuerpo técnico de Carlos Bianchi.
"El jugador no llega formado a Primera División en nuestro país. Yo entiendo que recién está maduro entre los 21 y los 23 años. Y acá, a esa edad, un jugador ya tiene varios partidos en el lomo", explica Lillini. Es decir: los juveniles se terminan de formar en la Primera, acelerándose los procesos formativos de acuerdo a las necesidades de cada club.
En los últimos años se ha dado un fenómeno muy particular: desde las inferiores de Boca han surgido futbolistas que no sólo se destacan en la Primera del club, sino que los que no llegan explotan en otros equipos.
En nueve meses, Carlos Ischia ya hizo debutar a doce juveniles. Además, hay otros tres que se fueron. Sebastián Nayar lo hizo por las suyas al Recreativo de Huelva (España) y ahora debe volver de acuerdo a una decisión de la FIFA. Además, en junio se vendió al lateral izquierdo Luis Ibáñez al Dinamo Zagreb, de Croacia, en un millón de dólares, cuando apenas había jugado dos partidos en la Primera xeneize.
Pero la aparición más destacada del último tiempo fue la de Fabián Monzón, el defensor de 21 años, que con apenas 20 partidos en el primer equipo fue transferido al Betis de España en 9 millones de euros, una cifra que deja atrás a los 10 millones de dólares que pagó Barcelona por Diego Maradona, en 1982. Claro, son otros tiempos...
En la actualidad, Boca tiene 30 jugadores por plantel en cada una de sus divisiones inferiores. "Están los destacados y están los futbolistas por desarrollarse. Como formador uno piensa que el jugador destacado tiene una proyección para llegar a Primera. Después, la demanda de la Primera División y la apuesta que haga el entrenador va a llevar al jugador a debutar", profundiza Lillini. El resto, los que no llegan al primer equipo, han tenido un proceso formativo de seis o siete años en Boca Juniors que les abre las puertas para jugar en cualquier otro lado y les permite destacarse.
"Estar en Boca es estudiar en Harvard, estás en la mejor universidad del mundo. Después seguro tenés trabajo, depende de vos", enfatiza el coordinador boquense. Es evidente que en los últimos tiempos los jugadores de Boca también son vistos con muy buenos ojos en el mundo futbolístico y por eso vienen a buscarlos desde diferentes lugares del planeta.
En Argentina existe el mito sobre quiénes descubren a los jugadores. Pero Boca tiene una estructura montada para captar a los buenos valores y formarlos. Darles un valor agregado sin el cual no podrían llegar a ser profesionales.
En el fútbol juvenil del club trabajan 45 personas entre técnicos, preparadores físicos, doctores, psicólogos y trabajadores sociales. Toda esta gente tiene incidencia directa en la formación del jugador, dado que mantienen un constante trato diario.
El gran momento actual
En los últimos dos años, todos los entrenadores que pasaron por Boca utilizaron jugadores de las inferiores. Ricardo La Volpe tuvo en cuenta a Nicolás Bertolo, Andrés Franzoia y Matías Silvestre, tres nombres que hoy ya no están. Bertolo juega en Banfield, Franzoia en Rosario Central y Silvestre en el Catania de Italia. Después, Miguel Ángel Russo consolidó a Ever Banega. Pero es Ischia el que está desarrollando una etapa con varios juveniles, algo que para muchos es un riesgo.
Por eso, por un lado hay un gran mérito del entrenador y por el otro una gran apuesta de los dirigentes. "Es cierto que con Carlos Ischia se buscó el perfil de un técnico que pueda darles más lugar a los chicos. Esperemos que le vaya muy bien porque es gracias a su trabajo que han debutado tantos jugadores. Le ha hecho muy bien al club y ojalá logre los resultados esperados", resume Beraldi sobre el ex ayudante de campo de Carlos Bianchi.
La pensión de Boca en Casa Amarilla alberga en este momento a 85 chicos que juegan en diferentes divisiones entre la Novena y la Cuarta. Allí hay dos personas encargadas de la parte administrativa, dos celadores, cinco cocineros, dos nutricionistas encargadas de hacer el menú, una profesora de apoyo por cada una de las materias que cursan los chicos, para que los ayude en las dificultades de aprender, y dos trabajadoras sociales que se encargan de seguir a aquellos adolescentes que vienen del interior. Toda una plataforma que no sale a luz pero que es fundamental en el proceso formativo de los futuros valores.
"La inversión aproximada del club en el fútbol amateur es de cuatro millones de dólares anuales", aporta Beraldi. Anualmente, los captadores de Boca observan cerca de 30 mil jugadores de cada rincón del país, de los cuales se preseleccionan 4 mil que son probados a fin de año, cuando se eligen los ‘refuerzos' de las inferiores. Este proceso es parte del plan de captación desarrollado por el club.
Por el momento, las inferiores de Boca alternan sus prácticas entre Casa Amarilla y el predio de Vialidad Nacional, en Ezeiza. Pero en breve, según Beraldi, habrá novedades con respecto a esta cuestión. "La decisión de tener un predio propio está tomada", afirma el dirigente.
La experiencia de Lucas Viatri
El delantero, que el domingo marcó el único tanto del Superclásico, es una de las últimas revelaciones juveniles de Boca, más alla de que el año pasado sumó experiencia en Emelec de Ecuador y en Maracaibo de Venezuela. Viatri llegó al club a los 9 años y hoy, a los 21, reconoce que no sólo jugar en la Primera del equipo de la Ribera es distinto, sino también hacer las inferiores: "Boca me dio la formación que tengo como jugador. Yo no tuve muchas necesidades porque siempre estuve con mi familia, pero a los chicos que vienen desde el interior el club les da todo. Incluso algunos amigos que quedaron libres reconocen lo que les dio el club. Desde muy chico viajo con Boca por todo el mundo y las comodidades que te dan acá no están en todos lados".
Los custodios de las joyas
Andrés Lillini es el coordinador de todas las divisiones inferiores del club. A su lado trabaja Julio Santella, como coordinador físico. Ellos son la cabeza de un equipo que tiene la responsabilidad de preparar a seis categorías, las que a la larga abastecerán al primer equipo. Al frente de la Cuarta División está Oscar Regenhardt; Sergio Saturno se encarga de la Quinta y de la Sexta. El técnico de la Séptima es Omar Larrosa, mientras que Roberto Pompei es el responsable de la Octava y Luis Lúquez, el de la Novena. Al equipo lo completan Rubén Sánchez, entrenador de arqueros, y el trío de captadores de talentos: Roberto Mouzo, Ricardo Almada y José Malleo.
A día de hoy, a las órdenes de José Ramón Alexanko, director del fútbol base, con Quique Costas de asesor y Albert Benaiges como responsable de las distintas categorías inferiores hasta los cadetes, el Barça controla más de 300 futbolistas y tiene en nómina a 24 entrenadores para sacar adelante una apuesta clara y declarada por llevar futbolistas al primer equipo. "Trabajamos pensando en el Camp Nou", reconoce Alexanko, que el domingo vio debutar en San Mamés a Víctor Sánchez, quien, al igual que Pedro o Busquets, ha recibido el empujón final de Pep Guardiola para alcanzar el primer equipo este curso.
"Los cambios de normativa han exigido otra mentalidad en los últimos años. Messi sería el ejemplo más claro", confirma Begiristain; "es argentino, pero, a todos los efectos, lleva el sello de La Masía. Lo hemos hecho en casa". Y, en ese sentido, destaca las diferencias con el calcio o la Premier League: "Nosotros educamos a los futbolistas desde críos. Ellos los fichan de cadetes". Basta con mirar la jornada del 5 de octubre. Inter y Arsenal no alinearon a ningún jugador procedente de la cantera; Milan (Maldini), Bayern (Rensing), Chelsea (Terry) y Juventus (Marchisio), a uno; Liverpool (Carragher y Gerard) y Lyón (Benzema y Mounier), a dos; Madrid (De la Red, Casillas y Raúl) y Manchester (Brown, Giggs y O'Shea), a tres. Ese día, el Barça jugó con ocho canteranos.
Frank Rijkaard hizo debutar a 28 futbolistas procedentes de los equipos inferiores en sus cinco años en el Camp Nou. Algunos jugaron poco, cinco siguen en el primer equipo (Jorquera, Messi, Bojan, Víctor Sánchez y Pedrito). Otros terminaron en equipos de Primera (Christian, Rodri y Verdú en el Deportivo y Damiá en el Betis). También los hay que continúan en el filial (Víctor Vázquez, Oier, Rueda y Jeffren) y se cuentan los que se buscaron la vida en el extranjero como Javito (Paok), Orlandi (Swansea) y Marc Crosas (Celtic Glasgow). Todos, marcados por la Denominación de Origen, llevan el sello de La Masía de can Planes, una casa típica catalana del siglo XVII, que primero sirvió de oficinas y más tarde albergó la residencia por la que han pasado 493 chavales y, al menos, un 10% han jugado en el primer equipo; un 9% se han alineado en Primera y un 27% en Segunda. "El que pasa por La Masía tiene algo que le hace diferente, un plus que sólo te da haber competido con la camiseta del Barça desde niño", dice Guardiola, que se precia de la educación recibida en sus años formativos. "¿Verdad que un vino de La Rioja y uno del Priorat son diferentes? Pues en el fútbol ocurre lo mismo", insiste Charly Rexach, toda una vida en el Barça, 17 años como jugador y más de 20 como técnico: "El listón está muy alto. Preparamos a los chavales para que respondan a la máxima exigencia", asume Alexanko. Begiristain tercia: "Los niños crecen con la exigencia de ganar hasta los amistosos. La idea es formar a buenas personas y futbolistas competitivos".
Los técnicos aspiran a que dos o tres de cada generación alcancen el primer equipo. Pocas han dado más frutos que la llamada Quinta de lo Pelat -Celades, Álvarez, Moreno, De la Peña, Roger, Velamazán, Jordi Cruyff-, también resultó la del 80 -Xavi, Arnau, Puyol, Luis García- y la del 82 -Navarro, Reina, Arteta, Motta- y parece insuperable la del 87: Messi, Piqué, Víctor Vázquez y Cesc (Arsenal). Hasta once niños cameruneses juegan hoy, por otra parte, en las categorías inferiores llegados de la Fundación Eto'o. Alguno está a punto ya de dar el salto al filial, en el que juega la nueva perla: Assulin, internacional israelí con 16 años.
Once (Valdés, Piqué, Puyol, Xavi, Iniesta, Messi, Bojan, Jorquera, Pedrito, Busquets y Víctor Sánchez) de los 24 jugadores del primer equipo del Barça proceden de la cantera. Aunque Jorquera no se ha estrenado, los otros diez suman más minutos jugados que sus compañeros juntos. Han disputado el 51,6% de los minutos en la Liga y la Champions. Cifra que contrasta con la de los fichajes de año -sin contar a Piqué, hecho en la cantera- que no totalizan ni la quinta parte (15,9%).
Aunque no hay datos oficiales, se estima que el club destina unos 12 millones de euros al fútbol formativo. "La inversión es rentable", coinciden en el Barça; "no podríamos pagar un jugador como Xavi o Iniesta en el mercado". El club cuenta con 12 equipos: Barça B; dos de juveniles, cadetes, infantiles, alevines y benjamines, y uno de prebenjamines. Dispone además de psicólogos, fisioterapeutas y nutricionistas, además de profesores de refuerzo para los estudios. En junio se incorporó la figura de un entrenador específico que da clases de tecnificación individual a los jugadores.
El Barça busca que los chavales sean "técnicos, rápidos y con carácter" para jugar un fútbol de posición, posesión y precisión y conseguir la mayor velocidad de ejecución posible. "Lo más difícil", dice Benaiges "es encontrar delanteros, porque es donde se necesita más talento. A la habilidad y rapidez hay que añadir instinto goleador". Y, consciente de que el Barça produce sobre todo medios, añade: "Para jugar como centrocampistas tienen que ser inteligentes y con buena técnica. Cada vez nos salen más oertimos a medios en defensas".
Iván Torreblanca tiene siete años y juega en el prebenjamín. Quiere ser futbolista. De momento, ya tiene sello puesto: D. O. La Masía.