Esta es la petición que el famoso y contemporáneo escritor Eduardo Sacheri le hace a Dios en su libro “Esperándolo a Tito”. Yo me a atrevería a hacerle algunas más: Que en esa cancha juegue Acassuso. Que dicha cancha tenga alguna tribunita (humilde mejor). Que en esa tribunita haya gente. Que entre la gente esté Pepe. ¿Qué más para el gran Spinelli? ¿Qué otra cosa lo haría más feliz a él y a los que lo quisimos y respetamos? ¿Qué mejor representante de nuestra pasión por el fútbol y de nuestro amor por Acassuso que el Viejo Pepe? ¿Qué mejor muestra de justicia si existe la Justicia Divina? ¿Quién otro nos representaría mejor en el comité de hinchas de la eternidad? Además, ya infinitamente en esa tribunita del partido dónde seguro nuestro equipo ganará por goleada, el gran Pepe no tendrá que viajar por horas para ver a su querido equipo, no tendrá que sufrir la incomodidad del bondi para llegar a canchas lejanas, no tendrá que amargarse más por deambular en la más chiquitas de las categorías durante treinta años… sólo tendrá que contarle a quien lo requiera que él estuvo en casi todos los partidos de Acassuso en la segunda división hace ya más de sesenta años. Pero como la memoria no le da por eso del paso del tiempo, sólo tiene gratos recuerdos de los ascenso de hace muy poco y ahora espera festejar. Añora que los Azules del Norte le den una nueva gran alegría, y junto a otros grandes viejos hinchas de otrora, alentará desde su eterno lugar. Me parece que es lo más justo. Gracias por tanto Viejo Pepe.